Doncos

A comienzos del siglo XX, a Clemente de Paulo le tocó hacer la mili en Cartagena donde conoció a una rica heredera con la que contrajo matrimonio. Cuando Clemente falleció, su viuda ofreció hacerle un regalo a Doncos en memoria de su marido y les dio a elegir entre un reloj o la traída de agua.

Los vecinos eligieron el reloj porque en aquella época pocos podían acceder al lujo de llevar uno encima. El reloj fue encargado al taller de Canseco en Madrid, conocido relojero proveedor de la Casa Real. En un principio, la intención era instalarlo en un edificio propio en el centro del pueblo, pero, finalmente, se decidió colocarlo en lo alto de la iglesia, para lo que hubo que reformar la torre y construir una espadaña para su campana.

En su origen, el reloj estaba diseñado para funcionar con un sistema de pesas, pero, al destinarlo a la iglesia, hubo que modificarlo y ponerle resortes. Durante años ha habido que darle cuerda todos los días, aunque, recientemente, después de una reparación integral y a base de dedicarle una atención más detallada, su cuerda dura algo más de 40 horas.

El sonido de su campana se extiende por gran parte del pueblo y lugares de la parroquia y, en función de dónde sople el viento, su intensidad varía según el lugar desde donde se oiga. El viento predominante en la zona es el del norte, el del anticiclón, las altas presiones, mientras que si el viento cambia al sur, éste es el de la borrasca, las bajas presiones. Esto ha servido, de alguna manera, para ayudar a sus gentes a predecir el tiempo.